El enfoque del desarrollo humano plantea que la consolidación de la democracia y la expansión de las libertades políticas son constitutivas para el desarrollo (Sen, 2000). Según distintos estudios sobre actitudes políticas, la sostenibilidad de la democracia depende también “[…] del compromiso intrínseco de las personas con respecto a diversos principios democráticos” (Welzel e Inglehart, 2009: 297), realzando la tolerancia política como fundamental (Gibson, 2007). Dicha actitud, comprendida como el reconocimiento de los derechos políticos de personas distintas a uno o con los que se difiere - en términos de identidades, posiciones, valoraciones y situación socio-económica -, sería importante en la medida en que el ejercicio de las libertades políticas requiere de un contexto en que la ciudadanía favorezca el ejercicio cotidiano de estas libertades.
Así, y tomando en consideración el efecto que se le atribuye a la educación en la ampliación de las capacidades ciudadanas (Sen, 2000; Gibson, 2007), se propone discutir si es que avanzar en el sistema educativo superior1 en sí mismo y/o la inclusión de iniciativas curriculares que explícitamente apunten al desarrollo ciudadano, serían factores que inciden en generar mayores niveles de tolerancia política. La literatura destaca que el tránsito por el sistema educativo formal influye en el desarrollo de esta actitud política; sin embargo, la relación no se confirma en contextos como Perú o Bolivia (Orcés, 2008; Carrión, Zárate y Seligson, 2012; Seligson, 2001). En tal sentido, consideramos que es importante discutir, aprovechando un caso del contexto peruano, en qué medida la forma en que se organiza y despliega la experiencia educativa incidiría en el desarrollo de actitudes políticas favorables para el sostenimiento de la democracia, particularmente enfocándonos en la tolerancia política.
La información utilizada en esta investigación es producto de la aplicación de una encuesta de elaboración propia a 238 estudiantes de una universidad peruana2. El análisis de regresión múltiple, en el que se controlaron características sociodemográficas, experiencias familiares y el ciclo universitario en el que se encontraban los estudiantes, evidencia que la exposición a un curso orientado a interpelar el ejercicio de la ciudadanía – a diferencia del simple avance en el sistema universitario – tendría un impacto positivo en mayores niveles de tolerancia política. Así mismo, que la experiencia del curso tendría un efecto en el empoderamiento o eficacia interna, variable que a su vez demuestra tener una relación significativa con la disposición de las y los estudiantes a reconocer el ejercicio de derechos políticos de grupos minoritarios, vulnerables o con los que se difiere.